Un Notario es un agente nombrado por el Estado — típicamente por el Secretario de Estado, para servir al público como un testigo imparcial en la realización de una gran variedad de actos con efectos legales y oficiales, diluyendo la posibilidad de fraude relacionado con la firma de documentos importantes.

Estos actos oficiales se llaman notarizaciones, o actos notariales. Notarios público son comisionados como funcionarios «ministeriales», lo que significa que se espera que siga reglas escritas sin el ejercicio de la discreción personal, como sería el caso de un funcionario «judicial».

Es deber del notario para los firmantes de documentos importantes, tales como títulos de propiedad, testamentos y poderes, asegurar la verdadera identidad de los firmantes, y su voluntad de firmar sin coacción o intimidación y su conciencia del contenido del documento o transacción.

Algunos notarizaciones también requieren al notario, para poner la firma bajo juramento, declarando bajo pena de perjurio que la información contenida en un documento es verdadera y correcta.

Imparcialidad es el fundamento de la confianza pública del notario.

Los notarios tienen el deber de no actuar en situaciones donde tienen un interés personal. Los confianza pública que el notario le imprime a sus actuaciones no pueden ser manchadas por el interés propio. El principio de imparcialidad dicta que un notario nunca se niegan a servir a una persona debido a raza, nacionalidad, religión, política, orientación sexual o estado como no cliente.

Como representantes oficiales del estado, los notarios certificar la correcta ejecución de muchos de los documentos de los ciudadanos, si las diversas transacciones: transmitir bienes inmuebles, otorgar poderes, establecer un acuerdo prenupcial o realizar multitud de actividades que permitan a nuestra sociedad civil seguridad y cumplimiento de la nomatividad.